Montevideo, 1976

De niño muy molesto y hablador, con esfuerzo la sociedad lo convirtió en un mediocre estudiante, pésimo guitarrista y peor administrativo. Un montón de inútiles premios literarios de Uruguay, Argentina, España y Chile acumularon polvo bajo su televisor, hasta que en 2006 decidió editar artesanalmente el tríptico La poesía es una máquina de hacer chorizos y luego el libro Cacareos poéticos y otros poemas de amor misógino, difundido, vendido, regalado y cacareado hasta el cansancio en calles, plazas, bares, boliches y otros tugurios de Montevideo, Rocha y Buenos Aires. Ha sido incluido en la antología El descontento y la promesa, nueva/joven narrativa uruguaya.