Espinos blancos, fiestas privadas
de Mercedes Estramil en NarrativaUn chico con nombre de pueblo que roba en el lugar equivocado, un pedófilo paciente, duelos de escritores narcisistas, ex parejas que aún se quieren, amistades frívolas, tragedias filiales, odios profundos. El Uruguay interno de carreteras, ríos y pueblos perdidos, y el playero de sol y mar, donde los citadinos sueñan el paraíso, asoman aquí con colores de infierno.
En Espinos blancos, fiestas privadas, el impecable detalle de geografías y personajes lleva al lector —con engañosa tranquilidad e intencionada crudeza— a un mundo propio de emociones primarias que primero se niega y luego se reconoce, o al revés. La incorrecta voz de Estramil exhibe (con cinismo, sin pudor, y a veces con piedad) escenarios de vacaciones y huidas, miedo y desidia, abandono y perdón. El interior delirante que imperaba en Irreversible, las cáusticas “heroínas” de Hispania Help y Washed Tombs y la psicopatía cortante de Mordida se amplifican en estos quince relatos con la firma de Mercedes Estramil.